From the beginning the presidential election process of the United States of North America, the issue of the physical border between Mexico and U.S. was again a fundamental discussion to talk about. The proposal of a collaborative workshop between The University of Texas at Austin, School of Architecture (Fernando Luiz Lara), and the Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Arquitectura (Diana Maldonado) [1], started from a general premise: the spatial dimension of a border strip for free transit of people. In a broad sense, the border is the ‘outside’ zone, a territory with undefined boundaries, and not just a few points along the margin, borders can be thought as geographic entities or settlements (favelas). During the experience the north and south visions were complemented surprisingly. Hence, on the south side, maps of flows were developed in order to understand the configuration of the political border (Fig. 1 & 2); a Flexible Master Plan was proposed (Fig.3 & 4); and some border rivers were rescued as ecological buffers (Fig.5). The north side proposed a high-speed rail connection from Tijuana to Brownsville (Fig.6); a binational campus for environmental education (Fig.7); a full integration of two small cities with checkpoints in the outer perimeter (Fig. 8), among others. At the end, we concluded that the discussion on the USA-Mexican border could be an open-ended dialogue ‘without walls’. That is the proposal, and this is the spatial hope:
A partir del período de elección presidencial de Estados Unidos de Norteamérica el tema de la frontera física entre México y U.S. volvió a estar sobre la mesa de las discusiones. La prouesta del Taller conjunto entre The University of Texas at Austin, School of Architecture (Fernando Luiz Lara), y la Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Arquitectura (Diana Maldonado) [1] partió de una premisa general: pensar espacialmente una franja frontera para el libre tránsito de las personas. En un sentido amplio la frontera es la zona ‘de afuera’, un territorio-franja con límites no definidos, y no sólo algunos puntos a lo largo del margen, las frontras pueden ser pensadas como entidades geográficas o asentamientos preiféricos (favelas). Durante la experiencia las visiones norte y sur se complementaron sorprendentemente. Así del lado sur se desarrollaron mapas de flujos para entender la configuración política de la frontera (Fig. 1 y 2); se propuso un plan maestro flexible (Fig. 3 y 4); y el rescate de los ríos frontera como amortiguadores ecológicos/espacio público (Fig. 5). Desde el lado norte se propuso un tren rápido para conectar los dos extremos de la frontera: Tijuana y Brownsville (Fig. 6); un campus binacional para la educación ambiental (Fig. 7); la integración completa de dos ciudades pequeñas con puntos de revisión fuera del perimetro (Fig.8); entre otros. Al final se concluyó que la discusión sobre la franja-frontera puede generar diálogos ‘with out walls’. Esa es la propuesta, y esta es la esperanza espacial:
[1] South Side (equipo): Dra. Diana Maldonado (coordinator), MDA Marysol Uribe, MDA Diana Padilla, Arq. Nashelly Ricaño, Arq. Fernando Cerecer.
Muy interesante artículo que va desde la crítica a la propuesta. Es imperativo entender las fronteras no como límites sino como oportunidades para desarrollas estrategias urbanas que de cualquier manera se dan de espontáneamente.