[‘Guest Post’ por Diana Padilla]
Sobre los ‘espaces autres’: En las ciudades del siglo XXI existen lugares que son ignorados o excluidos en el discurso urbano e invisibles a las políticas urbanas y derechos ciudadanos. Michel Foucault establece que “algunos emplazamientos tienen la curiosa propiedad de estar en relación con todos los otros emplazamientos, pero de un modo tal que suspenden, neutralizan o invierten el conjunto de relaciones que se encuentran por sí mismos designados, reflejados o reflexionados”. Para el autor existen dos grandes tipos de espacios los utópicos y heterotópicos. Foucault señala que existen las heterotopías de crisis, es decir, “lugares privilegiados, o sagrados, o prohibidos que están reservados a los individuos que se hallan, respecto de la sociedad, y del medio humano en cuyo interior viven, en estado de crisis” [1]; y heterotopías de desviación, “aquellas en las cuales se instala a los individuos cuyo comportamiento es marginal respecto de la media o de la norma exigida”. Las heterotopías por lo general tienden a yuxtaponer en un lugar real varios espacios que normalmente serían, o deberían ser incompatibles. Los espacios otros son aquellos espacios que van en contra de los parámetros homogeneizantes. [2]
En 1974 Henri Lefebvre predijo la urbanización del planeta; entre sus preocupaciones principales se establecieron la explosión de nuevas periferias, la implosión de centros como núcleos de control y decisión, segregación residencial, renuncia a la calle, la falta de elementos simbólicos en la ciudad y centralidad de lo lúdico. El autor explica que cada sociedad produce su espacio; “el espacio social contiene y más o menos asigna los lugares apropiados […] Las representaciones simbólicas sirven para mantener (sociales) relaciones en estado de coexistencia y de cohesión; así pues, el espacio contiene múltiples entrecruzamientos en lugares asigndos” [3]. Para Lefebvre la practica espacial es vivida, y explica que el uso del espacio son distintos a partir de muchas variables, “las relaciones lógicas son relaciones de inclusión-exclusión, de conjunción-disyunción, de implicación-explicación etc. Tales relaciones lógicas no suponen ni una «realidad» preexistente ni una «verdad» previa”. Lefebvre afirma que “las inclusiones comportan exclusiones: por distintas razones hay lugares prohibidos y lugares autorizados o recomendados, lo que cualifica dramáticamente a las partes y divisiones del espacio al oponer lo benéfico y lo maléfico, distinguiéndolos del espacio neutro”[4].
En la última década del siglo XX Edward Soja analiza las propuestas espaciales de Henri Lefebvre y a partir de ello re-establece de manera ontológica, epistemológica y teórica la espacialidad en las dimensiones de la vida humana. Soja define el “tercer espacio” como una combinación de lo real, lo imaginado y algo más, el “tercer espacio” es el lugar donde se superponen todos los lugares. En Postmetrópolis, el autor propone 6 discursos Cosmópolis, Exópolis, Ciudad Fractal, Ciudades Carcelarias y Simcities. que explican las ciudades contemporáneas; 5 de esos discursos aluden a la relación inclusión-exclusión. Por ejemplo, en Exópolis, se hace referencia al crecimiento de las ciudades, es decir, a lo urbano que queda afuera; debido a su ilimitada geografía concentra lo mejor y lo peor en una misma ciudad. [5]
En la “Era de la información” Manuel Castells argumenta que el uso de las tecnologías aumentan conforme estas evolucionan, permite que se puedan dar configuraciones espaciales sin necesidad estar en un espacio real. El autor propone que partir del uso de las tecnologías un sistema espacial de actividades de servicios avanzados, en el cual su descentralización o concentración ocurra de manera simultánea [6]. Para Castells “las megaciudades son constelaciones discontinuas de fragmentos espaciales, piezas funcionales y segmentos sociales”, propone el “espacio de los flujos”, una organización material de las prácticas sociales en tiempo compartido que funciona a través de los flujos[7]. Como hipótesis propone que el “espacio de los flujos está compuesto por micro-redes personales que proyectan sus intereses en macro-redes funcionales por todo el conjunto global de interacciones del espacio de los flujos”.
Sobre la inclusión urbana, Josep María Montaner y Zaida Muxí se cuestionan el papel de la política y su impacto en el desarrollo del espacio, ya que es a partir del poder que se ha configurado la segregación y el límite entre el dominio público y privado. Una alternativa propuesta por los autores es el sistema ascendente (bottom up urbanism) que tiene como finalidad el análisis de las particularidades para llegar a una generalidad. Establecer procesos de urbanización “cerrados” o exclusivos, atentan contra la vida pública y comunitaria, siendo un antecedente en relación a la justicia espacial, se convierten en obstáculos para la generalización de los derechos humanos. [8]
Jordi Borja expone que durante las últimas décadas se ha empobrecido el espacio público, los espacios lacónicos predominan así como la segregación social, fragmentación física y problemáticas territoriales, evidenciando una crisis en el espacio físico. Como contra respuesta Borja propone una Revolución Urbana a partir de derechos ciudadanos surgidos del derecho a la ciudad. Así el autor propone 21 derechos urbanos como contribución a la renovación de la cultura política. Todos los derechos propuesto por Borja tratan de la inclusión, algunos la expresan de manera directa como: el derecho al espacio público, a la identidad colectiva, a la centralidad, a la conversión de la ciudad marginal o ilegal en ciudad de ciudadanía, a la ilegalidad y derecho a ser ciudadano ciudadano. [9]
La configuración espacial a partir de los usos apuntan hacia una de-construcción de la relación inclusión-exclusión. En la actualidad las ciudades se caracterizan por rasgos de hipermodernidad pero también por la exclusión de la mayoría de sus habitantes. Por ejemplo en América Latina y el Caribe predominan las ciudades “duales”, “divididas” y “segregadas”, algo que se expresa tanto espacial como socialmente. [10]
Parte de la teoría urbana que se desarrolló durante el siglo XX ya es obsoleta y ha sido superada por la realidad. Las aportaciones realizadas por los teóricos analizados en párrafos anteriores contribuyen al entendimiento de los conceptos inclusión-exclusión; sin embargo, quedan pendientes varios temas. Foucault identifica y clasifica las heterotopías pero no plantea estrategias o una alternativa cercana a la inclusión. Lefebvre aborda el espacio social, categoriza los usos y las actividades, habla de la mediación pero no de las variaciones de la misma. Soja define el tercer espacio y establece discursos para nombrar la exclusión. Montaner & Muxí proponen alternativas para la re-organización de las ciudades de abajo hacia arriba (bottom up urbanism) confrontando los grupos e intereses de los actores públicos y privados, así como cuatro ejes de transformación estrechamente relacionados: igualdad, diversidad, participación y sostenibilidad; sin embargo, las reglas de inclusión son unidireccionales. Borja contribuye proponiendo derechos ciudadanos como herramienta clave para un cambio socio-urbano, aquí la voluntad de los poderes determina la aplicación de la propuesta.
En cuanto instrumentos, los índices de marginación se evalúan a partir del impacto global de las carencias que padece una población como resultado de la falta de acceso a la educación, servicios de salud, viviendas inadecuadas y carencia de bienes [11]. Sin embargo, ¿qué sucede cuando la exclusión se da a partir de otros factores no solo los especificados?¿existe un factor que ayude a disminuir la distancia entre la relación excluido e incluido? Los esfuerzos tienen que hacerse desde una perspectiva espacial; la identificación de las variantes de la mediación entre inclusión-exclusión, deberán ser el punto de partida.
Imágenes por Diana Padilla
[*] Diana Padilla es profesora de arquitectura en la Universidad Autónoma de Nuevo León UANL; también es estudiante del Doctorado en Filosofía con Orientación en Arquitectura y Asuntos Urbanos. FARQ. UANL. Tesis: “LOS ‘ESPACIOS OTROS’ EN LAS CIUDADES DEL SIGLO XXI. Re-definición de la inclusión desde la exclusión”. diana.kph@gmail.com
[1] Foucault, Michel (1967), “De los espacios otros” [ Des espaces autres ] en Conferencia dicada en el Cercle des études architecturals, el 14 de marzo de 1967, publicada en Architecture, Mouvement, p. 3-8
[2] Foucault, Michel (2010), El cuerpo utopico. Heterotopías. Espacios diferentes. Buenos Aires, Nueva visión p. 72
[3] Lefebvre, Henri (2013[1974]), La producción del espacio. España, Capitán Swing. P. 92
[4] Ídem pp. 330-332.
[5] Soja, Edward (2008), Postmetrópolis. Estudios criticos sobre las ciudades y las regiones. Madrid, Traficante de sueños. pp. 227-228
[6] Castells, Manuel (2005[1997]), “La era de la información: economía, sociedad y cultura. vol. 1. La Sociedad Red”, España, Alianza Editorial, p. 494
[7] Los flujos no son sólo un elemento de organización social: son la expresión de los procesos que dominan nuestra vida economica, politica y simbolica. (Castells, 2005:489)
[8] Montaner, Josep & Muxí, Zaida (2012) “Arquitectura y política”, España, Gustavo Gili.
[9] Borja, Jordi (2013) “Revolución urbana y derechos ciudadanos”, España, Alianza Editorial, pp. 60-63.
[10] ONU.Habitat. Estado de las ciudades de América Latina y el Caribe 2012.
[11] CONAPO. Índice de Marginación Urbana 2010. Mèxico: Consejo Nacional de Población 2012.
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Teoria Urbana y Favelas II