En 1978 Edward Said escribe su famoso texto Orientalism, donde critica los prejuicios e ideas sobre el oriente hechas desde la perspectiva europea; define el orientalismo como el conjunto de instituciones que establecen afirmaciones, reglas y puntos de vista con respecto al oriente, es decir un estilo occidental de reestructuración dominante y que tiene autoridad sobre lo que define. Viendo la portada del libro de Said, se me ocurrió la posibilidad de un Favelismo; el atrevimiento es consecuencia de mi “border-mind”, y es sólo eso: una idea atrevida y tosca. Sin embargo, he de confesar que fui más allá de la portada y durante un rato estuve haciendo el ejercicio de sustituir “Orientalism” por favelismo, “Orient” por favela, “Europeans” por planeadores urbanos, profesionales, ciudad formal o medios de comunicación, y así fueron apareciendo más palabras que podía sustituir por otras hasta formar un discurso que me parecía sólido (trilingüe pero sólido), al punto de considerar quitar los signos de interrogación que aparecen en el título, afortunadamente me detuve.
…My contention is that without examining Favelismo as a discourse one cannot possibly understand the enormously systematic discipline by which la cultura de la formalidad [incluida la planeación] was able to manage-and even produce-the Favela politically , sociologically, militarily, ideologically, spatiality, and imaginatively during estos tiempos… The exteriorly of the representation is always governed by some version of the truism that if the Favela could represent itself, it would; since it cannot, the representation does the job, for the poder [capital], and faute de mieux, for the poor Favela…
El problema radica en la representación ya que las imágenes y las afirmaciones contribuyen, en gran medida, a la creación del “otro”. Una vez que el “atraso” o los aspectos negativos de las favelas son enfatizados y establecidos como imagen única y real/real en la mente de los habitantes de la ciudad formal, las modificaciones e intervenciones se validan sin cuestionarse. De esta manera se han llevado a cabo desalojos masivos y reubicación de habitantes (de la periferia central a la nueva frontera); proyectos como el Plan de Erradicación de Villas de Emergencia; la construcción de multifamiliares; las propuestas de casas de dimensiones mínimas producidas en serie; la existencia de empresas que venden recorridos a las favelas como parte de los atractivos turísticos de la ciudad (dentro del tour se visitan edificios públicos y viviendas características), entre otros. A partir del “favelismo” la identidad de los asentamientos periféricos ha sido ignorada, distorsionada y estereotipada; y los profesionales de la espacialidad hemos contribuido a ello.
Hoy por hoy, y a pesar de reconocer el papel fundamental de la participación ciudadana para la sobrevivencia de las ciudades, seguimos obsesionados con el control (planeación), “el hombre de Virtruvio” nos persigue, aceptar que no somos el centro del cuadrado, ni de la circunferencia, es difícil. Aún disfrazados con la propuesta de John F. Turner, se asoma el recuerdo de Doxi y Épergos, los personajes que Viollet-Le-Duc utilizó para contar su historia de la habitación humana. Épergos es de la idea de enseñarles a los hombres cómo construir su casa de manera correcta, mientras que Doxi, es partidario de que aprendan por sí solos, ambos personajes tienen en mente la “casa perfecta”.
Las propuestas de intervención/inclusión para los asentamientos “informales” se pueden dividir en tres categorías: “superbloques” (arquitectura moderna) y vivienda en serie; producción participativa; y espacio público (¿los nuevos superbloques?). En todas ellas se intenta tener un control total de los procesos urbano-arquitectónicos y de la vida cotidiana de los habitantes de las favelas, o se ignoran cultura, formas de vida y organización espacial, y el papel de los profesionales es de asesores técnicos. Las favelas son áreas “planeadas” para enfrentar la emergencia, son una idea diferente de ciudad, esto no significa que estén libres de hegemonía, luchas de poder e injusticia; sin embargo representan la continua resistencia urbana.
Los esfuerzos han sido muchos, pero se necesitan más; sobre todo es urgente revisar, con un enfoque crítico, las experiencias anteriores, tal vez esto nos permita sustituir procesos de aculturación por procesos de transculturación. La propuesta de re-escribir la historia “espacializada” de las ciudades latinoamericanas desde el borde, considerando cómo han vivido y cómo se vive en los asentamientos-frontera (favelas, barrios populares, villas miseria, slums), es mi apuesta para el futuro urbano del sur-continente. En este esfuerzo, el análisis de la vida cotidiana es crucial, el espacio se vuelve una extensión de las personas, a través de rutinas y usos espaciales se configuran redes que amalgaman el todo. Desde una historia escrita a la inversa, tal vez se pueda decir: “They can represent themselves; they don’t need to be represented.”
Referencias:
Said, Edward, Orientalism, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1978.
Nezar AlSayyad, “Culture, Identity and Urbanism: Perspective from Colonialism and Globalisation”, in Tom Avermaete, Serhat Karakayali, and Marion Von Osten, eds., Colonial Modern: Aesthetic of the Past-Rebellions for the Future. (Black Dog Publishing, 2010).
This is so interesting. Last week I spent an afternoon in some alleys of Rocinha favela here in Rio and was shocked to discover that, although I have visited many favelas, I have no idea what life there is really like. I usually do print journalism (for my RioRealblog) but am now working on RioRealblogTV videos so I had to spend more time in each spot, to get the needed footage. What a different and humbling experience that was! I had not realized that most people in favelas live in alleyways and had not considered just how difficult that makes their lives, as they squeeze by, often in a rush, carrying things and children— in the midst of very real threats to their health and safety.
What it’s at stake here is who gets to control the “city” and by city I mean the people who live in it; what’s is needed is a new academic stance, one that stops seeing the objects (buildings) and the barrios as either good or bad, formal or informal, those are political discourses.
I find the ciritque of the new “super bloques” interesting, since I think what is being done in Uruguay with the cooperativas para la vivienda provide a glimpse of a different way of producing the barrios through the people as an organized institution, of course is not the panacea but it paves the way forward.
New consensus need to be made between power asymmetries (the poor are not powerless it’s just a different expression), participation is much needed but not just the one in the design workshop but one that traverses the different urban scales.